TORONTO, Canadá.- Días después del descubrimiento de 1.000 tumbas sin identificar en el emplazamiento de un antiguo internado de la Iglesia católica, en territorios indígenas al oeste de Canadá, ya son cuatro los templos incendiados, sin que se conozca a los autores.
Otras dos iglesias ardieron el sábado en Marieval, en la provincia de Columbia Británica. Al amanecer, las iglesias de Santa Ana y de Chopaka, ambas situadas en territorios de pueblos autóctonos, fueron incendiadas con una hora de diferencia, según informó la policía federal.
“Ambas iglesias quedaron destruidas”, dijo en un comunicado el sargento Jason Bayda, de la Policía Montada de Canadá.
El viernes, el primer ministro Justin Trudeau ofreció las disculpas de su país, pidió al Papa Franciso que hiciera lo mismo y no descartó el inicio de una investigación penal.
Durante una rueda de prensa, Trudeau volvió a hablar largo y tendido de los “terribles errores” de Canadá, que desde el siglo XVIII, XIX Y XX llevó a cabo una brutal política de asimilación forzosa de los pueblos indígenas, con la intención declarada de “civilizarlos” y “sacarles lo salvaje”.
El mes pasado, la identificación de los restos de 215 niños cerca de otro internado ya había conmocionado al país e ilustrando el calvario sufrido durante décadas por los niños indígenas en las escuelas dirigidas por la Iglesia católica.
Las autoridades consideran que los incendios del sábado son “sospechosos” y están buscando “si están relacionados con los incendios de iglesias del 21 de junio en Penticton y Oliver”, dijo el sargento. Las investigaciones sobre los incendios de junio siguen en curso.
Los graves descubrimientos han reavivado el trauma sufrido por unos 150.000 niños amerindios, mestizos e inuit que fueron apartados de sus familias, su lengua y su cultura y reclutados a la fuerza en 139 internados de todo el país hasta la década de 1990.
Muchos de ellos fueron sometidos a malos tratos o abusos sexuales y más de 4.000 murieron, según una comisión de investigación que concluyó que Canadá había cometido un “genocidio cultural”. (Reuters)